La Inteligencia Artificial (IA) se refiere a sistemas informáticos que imitan la inteligencia humana – por ejemplo, programas que pueden reconocer imágenes, entender el lenguaje o tomar decisiones. En la vida cotidiana, la IA impulsa herramientas como asistentes de voz en smartphones, sistemas de recomendación en redes sociales e incluso chatbots avanzados que redactan textos.

La IA tiene el potencial de mejorar muchos campos significativamente, pero también genera muchas preocupaciones.

Entonces, ¿es peligrosa la IA? Este artículo explorará ambos lados: los beneficios reales que aporta la IA y los peligros que los expertos están señalando.

Beneficios reales de la IA en el mundo

Imagen: Una representación amigable de robots y una persona trabajando juntos simboliza la IA asistiendo a los humanos. La IA ya está integrada en muchas aplicaciones útiles.

Por ejemplo, la UNESCO señala que la IA “ha creado muchas oportunidades” a nivel mundial – desde diagnósticos médicos más rápidos hasta una mejor conectividad a través de las redes sociales y la automatización de tareas tediosas.

La Unión Europea destaca de manera similar que “la IA confiable puede aportar muchos beneficios” como mejores servicios de saludtransporte más segurouna industria y uso de energía más eficientes. En medicina, la Organización Mundial de la Salud informa que la IA se utiliza para diagnóstico, desarrollo de medicamentos y respuesta a brotes, instando a los países a promover estas innovaciones para todos.

Los economistas incluso comparan la rápida expansión de la IA con revoluciones tecnológicas pasadas.

Por ejemplo, el gobierno de EE.UU. enfatiza que “la IA tiene un potencial extraordinario tanto para promesas como para peligros”, lo que significa que debemos aprovechar su poder para resolver problemas como el cambio climático o las enfermedades, pero también ser conscientes de los riesgos.

Los beneficios clave de la IA incluyen:

  • Mejora en la salud: Los sistemas de IA pueden analizar radiografías, resonancias magnéticas y datos de pacientes más rápido que los humanos, ayudando a la detección temprana de enfermedades y tratamientos personalizados. Por ejemplo, la imagen asistida por IA puede detectar tumores que los médicos podrían pasar por alto.
  • Mayor eficiencia: Los procesos automatizados en fábricas, oficinas y servicios aumentan la productividad. Como señala la UE, la automatización impulsada por IA conduce a “una fabricación más eficiente” e incluso a redes energéticas más inteligentes.
    Robots y software se encargan de tareas repetitivas para que los humanos puedan concentrarse en trabajos creativos o complejos.
  • Transporte y servicios más seguros: La tecnología de vehículos autónomos y la IA para gestión del tráfico buscan reducir accidentes y congestión. La IA inteligente también puede mejorar los sistemas de alerta ante desastres y optimizar la logística, haciendo que los viajes y envíos sean más seguros.
  • Apoyo científico y ambiental: Los investigadores usan IA para procesar modelos climáticos y datos genéticos. Esto ayuda a enfrentar grandes problemas como el cambio climático: la UNESCO informa que incluso pequeños cambios en el diseño de la IA pueden reducir drásticamente su consumo energético, haciéndola más sostenible como herramienta climática.
  • Educación y accesibilidad: Los tutores impulsados por IA pueden personalizar el aprendizaje para cada estudiante, y las herramientas de reconocimiento de voz o traducción ayudan a personas con discapacidades. Britannica señala que la IA incluso “ayuda a grupos marginados ofreciendo accesibilidad” (por ejemplo, asistentes de lectura para personas con discapacidad visual).

Estos ejemplos muestran que la IA no es solo ciencia ficción – ya ofrece valor real hoy en día.

Beneficios reales de la IA

Riesgos y peligros potenciales de la IA

Imagen: Arte callejero con la palabra “Robot” advierte sobre los efectos desconocidos de la IA. A pesar de su promesa, muchos expertos advierten que la IA puede ser peligrosa si se usa mal o se deja sin control. Una preocupación importante es el sesgo y la discriminación. Como la IA aprende de datos existentes, puede heredar prejuicios humanos.

La UNESCO advierte que sin una ética estricta, la IA “corre el riesgo de reproducir sesgos y discriminación del mundo real, alimentando divisiones y amenazando derechos y libertades fundamentales”. De hecho, estudios han demostrado que el reconocimiento facial a menudo identifica erróneamente a mujeres o personas de color, y los algoritmos de contratación pueden favorecer ciertos géneros.

Britannica también señala que la IA puede “perjudicar a minorías raciales al repetir y exacerbar el racismo”.

Otros peligros incluyen:

  • Privacidad y vigilancia: Los sistemas de IA a menudo requieren grandes cantidades de datos personales (publicaciones en redes sociales, registros médicos, etc.). Esto aumenta el riesgo de abuso. Si gobiernos o empresas usan IA para analizar tus datos sin consentimiento, puede derivar en vigilancia invasiva.

    Britannica advierte sobre “riesgos peligrosos para la privacidad” de la IA. Por ejemplo, un uso controvertido llamado puntuación social – donde los ciudadanos son calificados por algoritmos – ha sido prohibido por la UE como una práctica “inaceptable”.
    Incluso chatbots conocidos han generado preocupaciones: en 2023 Italia bloqueó temporalmente ChatGPT por problemas de privacidad de datos.

  • Desinformación y deepfakes: La IA puede generar textos, imágenes o videos falsos realistas. Esto facilita crear deepfakes – videos falsos de celebridades o noticias falsas.

    Britannica señala que la IA puede difundir “desinformación politizada e incluso peligrosa”. Expertos han advertido que estas falsificaciones podrían usarse para manipular elecciones u opinión pública.

    En un caso, imágenes generadas por IA de líderes mundiales compartiendo titulares falsos se viralizaron antes de ser desmentidas. Científicos señalan que sin regulación, la desinformación impulsada por IA podría escalar (por ejemplo, discursos falsos o imágenes manipuladas que ninguna ley actual está preparada para controlar).

  • Pérdida de empleo y disrupción económica: Al automatizar tareas, la IA transformará el lugar de trabajo. El Fondo Monetario Internacional informa que aproximadamente el 40% de los empleos a nivel mundial (y el 60% en países desarrollados) están “expuestos” a la automatización por IA. Esto incluye no solo trabajos fabriles sino también empleos de clase media como contabilidad o redacción.
    Si bien la IA podría aumentar la productividad (elevando salarios a largo plazo), muchos trabajadores podrían necesitar nueva capacitación o enfrentar desempleo a corto plazo.
    Los líderes tecnológicos reconocen esta preocupación: incluso el CEO de Microsoft dijo que la IA podría reemplazar repentinamente a profesionales calificados.

  • Seguridad y uso malintencionado: Como cualquier tecnología, la IA puede usarse para causar daño. Los ciberdelincuentes ya emplean IA para crear correos de phishing convincentes o para escanear sistemas en busca de vulnerabilidades.

    Expertos militares temen las armas autónomas: drones o robots que seleccionan objetivos sin aprobación humana.
    Un informe reciente de investigadores en IA advierte explícitamente que carecemos de instituciones para detener a “actores imprudentes... que podrían desplegar o buscar capacidades de manera peligrosa”, como sistemas de ataque autónomos.

    En otras palabras, un sistema de IA con control físico (como un arma) podría ser especialmente peligroso si se descontrola o se programa con malas intenciones.

  • Pérdida de control humano: Algunos pensadores señalan que si la IA se vuelve mucho más poderosa que hoy, podría actuar de formas impredecibles. Aunque la IA actual no es consciente ni tiene autoconciencia, una futura IA general (AGI) podría perseguir objetivos que no estén alineados con los valores humanos.

    Recientemente, científicos líderes en IA advirtieron que “sistemas generalistas de IA altamente poderosos” podrían aparecer en un futuro cercano si no nos preparamos.

    El laureado con el Nobel Geoffrey Hinton y otros expertos han descrito incluso un riesgo creciente de que la IA pueda dañar a la humanidad si no se alinea con nuestras necesidades. Aunque este riesgo es incierto, ha motivado llamados de alto perfil a la precaución.

  • Impacto energético y ambiental: Entrenar y ejecutar grandes modelos de IA consume mucha electricidad. La UNESCO informa que el uso anual de energía de la IA generativa ya rivaliza con el de un pequeño país africano – y está creciendo rápidamente.

    Esto podría empeorar el cambio climático a menos que usemos métodos más ecológicos.

    La buena noticia es que los investigadores están encontrando soluciones: un estudio de la UNESCO muestra que usar modelos más pequeños y eficientes para tareas específicas puede reducir el consumo energético de la IA en un 90% sin perder precisión.

En resumen, los peligros reales de la IA hoy en día provienen principalmente de cómo las personas la usan. Si la IA se gestiona con cuidado, sus beneficios (salud, comodidad, seguridad) son inmensos.

Pero si se deja sin control, la IA podría facilitar sesgos, delitos y accidentes.

El hilo común en estos peligros es la falta de control o supervisión: las herramientas de IA son poderosas y rápidas, por lo que los errores o usos indebidos ocurren a gran escala a menos que intervengamos.

Riesgos y peligros potenciales de la IA

Lo que dicen expertos y autoridades

Ante estos temas, muchos líderes e investigadores se han pronunciado. Se ha formado un gran consenso entre expertos en IA en los últimos años.

En 2024, un grupo de 25 destacados científicos en IA (de Oxford, Berkeley, ganadores del Premio Turing, etc.) publicó una declaración de consenso instando a una acción urgente.

Advirtieron a los gobiernos del mundo que se preparen ahora: “si subestimamos los riesgos de la IA, las consecuencias podrían ser catastróficas”, y pidieron financiar la investigación en seguridad de IA y crear organismos reguladores para supervisar la IA poderosa.

Destacaron que el desarrollo de la IA ha avanzado “con la seguridad como una idea secundaria,” y que actualmente carecemos de instituciones para prevenir aplicaciones descontroladas.

Los líderes tecnológicos comparten esta precaución. El CEO de OpenAI, Sam Altman – cuya empresa creó ChatGPT – dijo a The New York Times que construir IA avanzada es como un “Proyecto Manhattan” para la era digital.

Reconoció que las mismas herramientas que pueden escribir ensayos o código podrían también causar “uso indebido, accidentes drásticos y disrupción social” si no se manejan con cuidado.

A finales de 2023, más de 1,000 profesionales de IA (incluyendo a Elon Musk, el cofundador de Apple Steve Wozniak y muchos investigadores en IA) firmaron una carta abierta pidiendo una pausa en el entrenamiento de modelos de IA de próxima generación.

Advirtieron que estamos en una “carrera fuera de control” para construir IA más poderosa que ni siquiera sus creadores “pueden entender, predecir o controlar de manera confiable”.

En foros públicos, los expertos han enfatizado riesgos específicos. El CEO de Google DeepMind, Demis Hassabis, ha argumentado que la mayor amenaza no es el desempleo sino el mal uso: un ciberdelincuente o un estado rebelde aplicando IA para dañar a la sociedad.

Señaló que muy pronto la IA podría igualar o superar la inteligencia humana, y “un actor malintencionado podría reutilizar las mismas tecnologías para un fin dañino”.

En otras palabras, incluso si manejamos la pérdida de empleos, debemos evitar que las herramientas de IA caigan en manos equivocadas.

Los gobiernos y organismos internacionales están tomando nota. La Casa Blanca (EE.UU.) emitió una Orden Ejecutiva en 2023 que declara que la IA “tiene un potencial extraordinario tanto para promesas como para peligros” y llama a un “uso responsable de la IA” a través de un esfuerzo social para mitigar sus riesgos sustanciales.

La Unión Europea aprobó la primera Ley de IA del mundo (vigente en 2024), prohibiendo prácticas peligrosas como la puntuación social gubernamental y exigiendo pruebas estrictas para IA de alto riesgo (en salud, seguridad, etc.).

La UNESCO (la agencia de la ONU para educación y cultura) publicó recomendaciones éticas globales para la IA que promueven la equidad, transparencia y protección de derechos humanos.

Incluso organizaciones de política científica como el NIST (Instituto Nacional de Estándares de EE.UU.) han lanzado un Marco de Gestión de Riesgos de IA para guiar a las empresas en la construcción de IA confiable.

Todas estas voces coinciden en un punto: la IA no se detendrá por sí sola. Debemos desarrollar salvaguardas. Esto implica soluciones técnicas (auditorías de sesgo, pruebas de seguridad) y nuevas leyes o organismos de supervisión.

Por ejemplo, legisladores de todo el mundo están considerando juntas de seguridad para IA, similares a las de tecnología nuclear.

El objetivo no es frenar la innovación, sino asegurarse de que ocurra bajo pautas cuidadosas.

Lo que dicen expertos y autoridades

Salvaguardas y regulación

Afortunadamente, muchas soluciones ya están en marcha. La idea clave es “seguridad de la IA desde el diseño”. Las empresas cada vez más incorporan reglas éticas en el desarrollo de IA.

Por ejemplo, los laboratorios de IA prueban los modelos para detectar sesgos antes de su lanzamiento y añaden filtros de contenido para evitar resultados explícitos o falsos. Los gobiernos e instituciones están codificando esto.

La Ley de IA de la UE, por ejemplo, prohíbe ciertos usos peligrosos directamente y clasifica otros como “de alto riesgo” (sujetos a auditorías).

De manera similar, el marco ético de la UNESCO para la IA pide medidas como auditorías de equidad, protecciones de ciberseguridad y procesos accesibles para presentar quejas.

A nivel práctico, organismos de normalización están publicando directrices.

El marco del NIST de EE.UU. que mencionamos ofrece estándares voluntarios para que las organizaciones evalúen y mitiguen riesgos de IA.

A nivel internacional, grupos como la OCDE y la ONU trabajan en principios para la IA (muchos países ya los han firmado).

Incluso empresas y universidades están formando institutos y coaliciones de seguridad en IA para investigar riesgos a largo plazo.

Además, gran parte de la regulación actual aborda daños específicos.

Por ejemplo, las leyes de protección al consumidor se están aplicando a la IA.

Documentos internos de Meta revelaron que chatbots de IA coqueteaban con niños, lo que indignó a los reguladores (la herramienta de Meta no estaba permitida bajo las leyes vigentes de protección infantil).

Las autoridades están apresurándose a actualizar leyes sobre discursos de odio, derechos de autor y privacidad para incluir contenido generado por IA.

Como señaló un experto de Nueva Zelanda, muchas leyes actuales “no fueron diseñadas pensando en la IA generativa”, por lo que los legisladores están poniéndose al día.

La tendencia general es clara: la IA se está tratando de manera similar a otras tecnologías de doble uso.

Así como tenemos leyes de tránsito para autos o normas de seguridad para químicos, la sociedad comienza a crear barandillas para la IA.

Estas incluyen: investigación continua sobre riesgos de IA, cooperación público-privada en seguridad, campañas educativas sobre deepfakes e incluso consultas ciudadanas para decidir cuánta autonomía dar a las máquinas.

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Salvaguardas y regulación de la IA


Entonces, ¿es peligrosa la IA? La respuesta es matizada. La IA no es intrínsecamente mala – es una herramienta creada por humanos.

En sus muchas formas prácticas hoy, ha traído enormes beneficios a la medicina, educación, industria y más (como destacan organizaciones como la UNESCO y la UE).

Al mismo tiempo, casi todos coinciden en que la IA puede ser peligrosa si su poder se usa mal o se deja sin guía.

Las preocupaciones comunes incluyen violaciones a la privacidad, sesgos, desinformación, trastornos laborales y el riesgo hipotético de una superinteligencia descontrolada.

Los jóvenes que aprenden sobre IA deberían enfocarse en ambos lados. Es prudente estar conscientes de los peligros reales: por ejemplo, nunca confiar ciegamente en la IA ni compartir datos privados sin precaución.

Pero también es importante ver que expertos y gobiernos trabajan activamente para hacer la IA más segura – desarrollando leyes (como la Ley de IA de la UE), directrices (como las recomendaciones éticas de la UNESCO) y tecnologías (como la detección de sesgos) para detectar problemas temprano.

En resumen, la IA es como cualquier tecnología poderosa: puede hacer un gran bien cuando se usa responsablemente, y causar daño si se usa mal.

El consenso entre científicos y responsables políticos es que no debemos ni alarmarnos ni ignorar la IA, sino mantenernos informados y participar en la construcción de su futuro.

Con las “barandillas” adecuadas – desarrollo ético, regulación robusta y conciencia pública – podemos dirigir la IA hacia la seguridad y asegurar que beneficie a la humanidad sin volverse peligrosa.

Referencias externas
Este artículo ha sido elaborado con referencia a las siguientes fuentes externas: